Índice
Las promociones de El Colegio (Nacional de Buenos Aires) son identificadas con el año de egreso. Ingresar en marzo de 1966 implica que somos de la promoción de 1971.
En 2021, se hubiese debido celebrar los cincuenta años de egresados, lo que se postergó hasta 2022 por motivos ampliamente conocidos que afectaron universalmente las posibilidades de encontrarse y abrazarse.
Los festejos de los cincuenta años de egresados dieron lugar a sentimientos contradictorios: por un lado, el orgullo de sentir que nosotros habíamos ocupado los mismos lugares que convocaron a tantos ilustres y reconocidos visitantes y donde vivimos tantísimos momentos de exaltación juvenil. Sin embargo, también se refrescaron momentos tristes.
Un recuerdo exaltante fue el encontrarse en el aula magna del Colegio, el preciso lugar donde Albert Einstein fue recibido por las autoridades universitarias y académicas durante su visita a la Argentina, el 27 de marzo de 1925.
El 14 de marzo de 2023, para celebrar mi cumpleaños con cuatro días de atraso y los 160 años del Nacional de Buenos Aires, Infobae publicó un artículo cuyo título destaca “la visita de Einstein [al Colegio] y sus alumnos presidentes y premios Nobel”. La panorámica foto del aula magna colmada de personalidades que escuchan a Albert fue tomada del artículo de INFOBAE.

Aunque la visita de Einstein figuraba en el título son pocas las líneas del artículo donde se dice algo sobre Albert: “En su aula magna de 11 metros por 30, se destaca un órgano alemán de 1919 de 3600 tubos. En ese ambiente, disertaron las más variadas personalidades, tanto del país como del extranjero, como fue el caso de Albert Einstein en 1925, donde brindó una serie de conferencias y fue distinguido con un doctorado honoris causa. El científico escribió que “la juventud es siempre agradable y se interesa por las cosas”.
Infobae comete un atropello a la historia al pretender que Einstein haya brindado una serie de conferencias en el Colegio y recibido un doctorado honoris causa: Albert dictó – el 27 de marzo de 1924 – la conferencia inaugural en el aula magna pero nunca más volvió al Colegio. Las otras conferencias científicas que dictó durante su estadía en Buenos Aires fueron casi todas en la Facultad de Filosofía y Letras. No hay nada que permita decir que Albert recibió un Honoris (cfr. nuestro compañero de promoción, Leonardo Cohen que recibió el Honoris de la Facultad de Ciencias del Movimiento de la Universidad Católica de Lovaina, en marzo de 2020). El 16 de abril de 1925, la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales lo incorporó como Académico Honorario, pero este dato no tiene nada que ver con la celebración de los 160 años del Colegio ni con lo que quiero escribir en esta nota.
Nuestro representante en el evento aludió a la presencia de Einstein en el aula magna y yo tuve así un pretexto para producir una tercera nota sobre la visita de Albert Einstein y su encuentro con Natán (Gesang), para leer la nota es suficiente con hacer click aquí.
En este texto, dedicado principalmente a mis colegas de promoción, recuerdo el triste impacto que tuvo el golpe de Estado de junio de 1966 – el año de nuestro ingreso al Colegio – en la historia del Colegio y mi historia familiar.
Solicitada de agosto de 1966: una clara actitud para el resguardo de los derechos humanos
Uno de los más revoltosos colegas de promoción – lamentablemente los más revoltosos no están más para contarla – pronunció un discurso lúcido y divertido (disponible aquí) en el que comenzó por enunciar dos evidencias: en primer lugar, han pasado cinco décadas desde nuestra graduación, no son nuestros primeros cincuenta años, sino que son los únicos cincuenta años que nos tocan vivir. La otra evidencia es que, si buscamos hacer un balance de los resultados de estos cincuenta años pasados, no nos iba a ir bien.
Como prueba de la decadencia, Mario recordó que Albert había estado hablando en el lugar exacto del estrado que él ocupaba en ese momento.

Mario también recordó el espanto que cuando, apenas iniciado el primer año de nuestro ciclo secundario, en los últimos días de junio de 1966, el Ejército argentino había ocupado la zona del Colegio para dar un golpe de Estado que derrocó al presidente Arturo U. Illia. Una de las primeras nefastas medidas que tomó el Gobierno militar fue la intervención de la Universidad. Mario recordó el nombre de uno de los profesores echados en ese momento.
Quisiera entonces refrescar otro episodio de esa época.
El 13 de agosto de 1966 se publicó en La Nación una solicitada dirigida “a la opinión pública” firmada por “padres de alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires” que se reproduce más adelante.
Se trataba de protestar contra la cesantía de la profesora Lía B. de Lerner, responsable del Centro de Orientación Psicopedagógica que funcionaba en el Colegio. En la solicitada, se reitera la nota que un grupo de diecisiete profesores habían presentado para solidarizarse con la profesora cesanteada. Entre otras cosas, en la nota dirigida al Rector por ese grupo de docentes se dijo así: “se trata de poner en movimiento elementales garantías constitucionales, como son la defensa en juicio, la estabilidad en el empleo público, condiciones dignas de labor, protección contra el despido arbitrario y la libertad de pensamiento indispensable a la condición docente, que por interesarnos a todos, como ciudadanos y como profesores, requieren una clara actitud para resguardo de los derechos humanos”. En la solicitada, los “padres de alumnos” agregaron lo siguiente: “Elegimos libremente el Colegio Nacional de Buenos Aires para que nuestros hijos gozaran del máximo de garantías pedagógicas, científicas y humanas, para que su personalidad se formara sana, íntegra y moral. […] Vemos así peligrar la organización escolar, medio inexcusable para la educación de nuestros hijos y no podemos ocultar nuestra preocupación ante el destino incierto de magníficos adelantos y garantías de convivencia alcanzados en los últimos años”.
Por haber manifestado su oposición al despido arbitrario de una docente, el Vicerrector del Colegio, el profesor Felipe A. Mantero y diecisiete profesores/as más, fueron echados. Uno de los profesores cesanteados fue Isaías Lerner – mi tío – que había ganado por concurso su puesto de profesor de castellano y latín.
Profesoras y profesores echados, en 1966, como pocos años después de haber pronunciado su discurso en el Colegio, le sucedió a Albert Einstein en la Alemania nazi.

Una foto Circa 1959 se coló en los festejos de la Promoción 1971

El equipo de infatigables compañeros que organizó los festejos del cincuentenario de la promoción de egresados produjo una película de una hora y media de duración. En la última parte de la película, además de los discursos finales, se proyectan fotos antiguas. Detrás de una compañera fácilmente reconocible por su cabello natural rojo, aparece una foto de la directora del departamento de latín, Aída Barbagelata, con tres jovencísimos profesores: Marta Royo, Isaías Lerner y Corina Corchón.
La foto estaba en los archivos de Isaías y fue tomada “Circa 1959”. Lía, la esposa de Isaías, me dio la foto en Nueva York en agosto de 2016 y circuló en la conmemoración de los 45 años, en octubre de ese año.
A Aída Barbagelata se la reconocía por su pelo tan blanco que aparentaba ser una mujer mayor. Aída falleció en 1991, es decir, viviría 32 años más. Isaías tenía 27 años, Marta, 22 años. Marta apenas había empezado a dar clase en el Colegio. Aída la toma de la cintura a Marta, seguramente también le pasaba una mano por detrás a Isaías. Marta sonríe, se mueve hacia el lado de Aída, se tira para abajo su cachemir, en un gesto pudoroso, muy femenino. Collar no de perlas, salvo que hayan sido verdaderas perlas negras. Corina tiene un collar de dos vueltas de perlas blancas, con aretes y pulsera. Corina luce muy bonita con un contraste entre la blusa de colores y la pollera clara. Isaías ocupa sus manos sosteniendo el estuche de cuero de la máquina de fotos. Siempre fue sumamente coqueto y contrapone su traje oscuro con la camisa blanca y pañuelito al tono, aunque el moñito es oscuro. Isaías mantiene la mirada atenta, sonriente y respetuosa hacia Aída. Seguramente la foto fue tomada por Carlota, la hermana de Aída, en el techo del departamentito en Belgrano que ocupaban Aída y Carlota.